miércoles, 12 de noviembre de 2008

Mientras en Marruecos la Policía tortura a mujeres, Cascallana recibe sus medallas


Pornografía no es ver películas X, es recibir una medalla de Marruecos, girar la cara, callarte, decir que Mohamed VI 'el cruel' busca la modernidad de su país y otras sandeces y olvidarte -o no tener la santa valentía- de denunciar sus abusos, su dictadura y las actividades infrahumanas de su bestial policía.


Y, eso, creo yo, que lo puede hacer un Senador (si no es un simple Cenador: partidario de las cenas y comilonas copiosas en manjares de varios tenedores y múltiples Havana 12 años) que, además es socialista ('derechos humanos, tolerancia, multiculturalidad, mestizaje, bla, bla, bla...)


La muestra, aparte de decenas de fotos de saharauis maltratados por pedir la independencia de su país ocupado por el déspota alauí, es un reciente artículo de El País, en el que una joven universitaria denuncia su tortura reciente en una comisaría situada en los bajos de la plaza mayor de Marraquech, su violación como un animal mientras tenía la regla, hacinada, sin luz y en un lugar infecto.


Esto es lo que hay que denunciar, Enrique Cascallana, y no dar la mano a los emisarios del sátrapa marroquí que campa a sus anchas en sus 12 palacios, en sus residencias elitistas de Suiza, mientras los suyos se juegan el pescuezo en un ínfimo cayuco o patera.